Somos tú y yo.

Anhelo verte cada vez, sentir tu piel junto a la mía, tu boca que expele ese caliente mar que me adormece en un cielo de ternura… y cómo me encanta encantarme con tu mirada. Sentir mi vida junto a la tuya y enroscarnos en un ambiente de locura. Eres como esas cosillas que nos elevan, como un aroma de primavera en fin de invierno, como un vientecillo tibio que acaricia mis mejillas… Adoro perderme en tus ojitos, sentir tus manos recorriendo mi cintura, mis muslos, mis nalgas ¡Como adoro cuando eres cómo dueño de mis curvas! … Desatas mi locura, mi pasión y mi ternura, y así de repente me vuelvo en un instante solo tuya. Completas mi respiración e inhalas mi simpleza, y llenamos de colores la habitación completa. Contigo es cómo si el tiempo no existiera, o quisiera detenerlo para abrazarte sin apuros, embriagarnos de sensaciones elevadas, sublimes, puras… cuyo sonido son dulces gemidos y cuya visión se torna confusa, pero perfecta a su vez. Como quisiera adormecerme en este instante sobre tu pecho, mientras mi respiración se siente agitada y mi alma plena, de satisfacción ocurrida allí muy cerquita de la luna, lejos pero tan cerca nuestros cuerpos, fuera pero tan dentro nuestras almas. Me haces crecer porque por amor quiero ser cada vez mejor, me haces volar porque esa sensación de otra manera no se puede explicar.  Somos fuego, aire, agua y tierra, somos todo lo que la pachamama nos entrega, somos uno siendo dos, somos la alegría de un amanecer mejor, somos la fantasía en un lugar que no existe, pero donde juntos naufragamos casi siempre, somos lo que somos porque estamos donde estamos porqué un día así nunca lo pensamos.